Reseña: "El nacimiento por la muerte" Debray, Francia 1992.

22.09.2020

En este capítulo de su libro Vida y muerte de la imagen, historia de la mirada en occidente (1992), Debray intenta localizar la transformación, de la que ha sido participe la mirada y el arte alrededor de la imagen durante la historia occidental. Su investigación asocia el reconocimiento de la muerte como la principal característica, o el primer momento de la humanidad. 

De esta manera, describe la naturaleza de la imagen y su histórica relatividad, a través de las miradas de las distintas civilizaciones y sus épocas. De cómo ocurre en la modernidad una desacralización de la imagen, hasta el punto de llegar a imágenes que según su criterio, no tienen contenido trascendental.

Es interesante su lectura porque territorializa las diferentes maneras de asimilar las imágenes en nuestra historia, partiendo desde su inalcanzable origen: la muerte. De ahí el título del capítulo. Debray entiende el origen de la imagen como un refugio donde la humanidad ubica su imposibilidad de comprender en realidad qué es la muerte de verdad, o qué sucede una vez un ser humano ha muerto.

Las diferencias que el autor encuentra entre las culturas de la antigüedad y las nuestras contemporáneas, son divididas según sus funcionalidades: Mágica - arte - visual.

En principio nos habla de la antigüedad, que toda producción de imágenes y objetos simbólicos de gran valor, estaban netamente vinculados al rito fúnebre y en últimas, diseñados para ser usados por el ser que acaba de morir y se dirige a su viaje. Él afirma que ninguna de las imágenes de la antigüedad occidental que hoy en día están expuestas en importantes museos o en internet, estuvieron expuestas al público en sus contextos, solo eran artefactos a disposición del muerto y para pocas personas, únicamente en los rituales de sepultura. La tradición perdura hasta la edad media con muchas modificaciones por supuesto, como la democratización del ritual fúnebre y la disposición de imágenes y objetos para que cualquiera sin un rango de élite importante.

Debray afirma que el difunto es transformado o duplicado en un ídolo material o plástico desarrollado por una técnica. Hasta por ejemplo llegar al retrato del difunto y las imágenes religiosas de la cultura católica.

La imagen fúnebre reemplaza la putrefacción del cadáver dice el autor y estabiliza la sensación de ausencia, es un espejo del otro intangible, visible solo en la memoria de la imagen. Sin embargo también nos dice que lo mágico ocurre es en la mirada y no en la imagen como tal. En últimas la imagen mágica o la mirada mágica sirven para sobrevivir a la indeterminada existencia.

Para entender la imagen como arte en Debray en necesario tener claro que surge cuando es separada de la mirada religiosa. Y surge más como esa necesidad consciente de encontrar el origen de las cosas, la trascendentalidad de la existencia, conseguida a través de la maestría de la técnica de la imagen, el culto a la belleza. Hasta por ejemplo llegar a lo que él dice la naturaleza propia de la imagen, el surrealismo.

Por ultimo sitúa la imagen visual como aquella que no está cargada de ninguna connotación o disposición sacra o de culto frente a lo que se mira, como las que abundan hoy en día. Imágenes sin ningún valor sacralizado por las sociedades, imágenes utilitarias. Sin ninguna evocación o invocación del más allá, de lo invisible, de lo ausente.

Esto, dice Debray, agota nuestro sexto sentido ante lo invisible y desaprovecha nuestra capacidad imaginativa del infinito, es la muerte de la muerte.

Por eso, propone un arte cuya responsabilidad sea recordarnos la humanidad que poseemos, en conjunto con nuestra naturaleza. Una imagen no nueva sino autentica que suspenda el flujo del tiempo y nos conecte con nuestros antepasados y devenga estabilidad existencial frente a la vida.

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